Nana para Canica.
Eres una gata negra y fea (con unos preciosos ojos verdes), no eres un bebé humano.
Eso es lo que destacan los humanos antigatos, escandalizados, que tampoco se preocupan por los bebés humanos porque están demasiado ocupados por sí mismos.
Además, enredas todo lo que puedes y más (como si supieras que tu vida será breve) de modo que alguien te destroza un ojo, alguien te hiere una pata, alguien te muerde detrás de una oreja abriéndote una fea herida. Pero tú corres y enredas por todo el barrio sin quejarte y sólo maullas pidiendo comida cuando no llegas a tiempo o tus compañeros de correrías te la acaban de impedir.
Yo no puedo estar detrás de ti todo el día salvándote de todos los peligros que te acechan y de ti misma. No puedo y bien que lo siento. Pero, aunque pudiera, no debería. Ya sabes (o intuyes) que cada cosa tiene su precio y la libertad tiene uno de los más altos.
Un día más te has librado de los coches, de algunos perros, de algunos amos de algunos perros, de otros gatos, de los humanos antigatos probebés humanos (¡fíjate, qué “humanamente” buenos son!).
No salgas esta noche. He visto a un humano con perro en una mano y un bate de béisbol en la otra. No salgas esta noche, Canica. Has cenado ya. No salgas mucho. Todo está lleno de muerte y de peligro de muerte y de dolor y de miedo y de “humanidad”. Ten mucho cuidado o morirás ...
¿Sabes lo que te digo, Canica?: “Sal esta noche”. De todos modos, morirás. Y yo también. Y todos, todos, todos, moriremos, por mucho cuidado que tengamos.
Javier Auserd.
4 comentarios
Dinosaurio -
Abrazos.
Sakkarah -
Me ha dado mucha pena.
Muchos besos.
Manuela -
Furgo -
(Otra cosa es que la naturaleza, intelectualmente, sea también custionable. Porque la Madre Naturaleza no es precisamente intelectual.)
Un abrazorro.