La realidad.
http://www.astromia.com/fotosolar/galeria3.htm
Cinco.
Cuando me saturo de realidad, entro en páginas de astronomía y me pierdo todo lo que puedo por los rincones del Universo conocido.
Pero es difícil sustraerse de la fuerza de la gravedad, de la fuerza de la inmediatez, de la gravedad de las noticias que se suceden vertiginosas e implacables. Es muy difícil. Es como una adicción que, apenas te retiras, vuelve una y otra vez, constantemente, y nos persigue hasta el baño y nos caza incluso allí.
Las imágenes del Universo son atractivas y relajantes y permiten evadirse durante un rato, aunque, al poco, despiertan al filósofo que todos llevamos dentro y, entonces, puede llegar a resultar peor que las noticias de la realidad (o la realidad de las noticias), porque te embarcas en un viaje sin retorno a la génesis del mundo y al destino de la humanidad. Y, claro, terminas más nervioso que un mono, subiéndote por las paredes.
Aún así, si consigues aislarte y te concentras en los colores espectaculares que estallan en todas direcciones recordando figuras mitológicas fabulosas … resulta magnífico, espléndido, desconcertante. Porque, a través de la etérea inmensidad que se vislumbra en esas fotos, se puede intuir la microscópica importancia de lo que representamos (eso sí, suficiente para destruir a este planeta que nos soporta y del que no debemos proceder, pues tanto odiamos).
Y la vida transcurre rápidamente, los días se suceden a una velocidad vertiginosa que nos lleva, parece, al final de cualquier acantilado por el que se desbordará la realidad (al menos la de cada uno de nosotros, según nos vaya tocando) cualquiera de estos días.
¿Qué hay al final de esa caída?, ¿la oscuridad inicial?, ¿esa luz cegadora de la que algunos hablan y que recordaría a los focos del quirófano o del sol que nos alumbra?, ¿el silencio después del apagado de un aparato informático?
Pero, ¿y ese apego absurdo y extraño que nos entra, a última hora, a esta realidad ingrata, dura, cruel, injusta, extravagante?, ¿a qué viene?, ¿a qué se debe? ¿Hay algo que tenga sentido aquí, algo que de sentido a esto?
Ya sé que es absurdo intentar conseguir respuestas (ni una sola respuesta). Ya sé que es inútil perder el tiempo (un tiempo teóricamente valioso) tratando de recibirlas de un ente abstracto o de conseguir interpretaciones coherentes o lo más cercanas a la lógica matemática.
No sé. No sé qué pensar. Sé que tengo que comportarme con normalidad. Que debo tranquilizarme y comportarme con la máxima normalidad, con independencia de lo que realmente piense o sienta o crea intuir. Lo sé.
Lo mejor, quizás, es tomarte las cosas a la ligera evitando, en lo posible, las alteraciones: pasear por el jardín, oír la radio, mirar la tele, entrar a Internet un poquito, tomar las medicinas … hablar con el resto de los pacientes.
Javier Auserd.
Este microrelato es el capítulo cinco del folletín titulado: El buen chiflado, iniciado en esta bitácora el 3/11/2.006.
7 comentarios
Dinosaurio -
Sak, es curioso, pero aunque siempre he despotricado de este "mundo cruel, injusto, etc., etc.", te aseguro que las dos veces que he estado a la puerta de la salida, me ha embargado la melancolía y la nostalgia. No es miedo, pero sí cierta tristeza, no sé por qué será.
Sí, Hannah, es verdad, pero ya sabes que hay que seguir.
¡Aleluyah, hermana Jazmín! ¿Qué es de tu vida? No me lo cuentes. Lo importante es que estás de nuevo en este cybermundo.
Un beso a cada una.
jazmin -
Parece interesante!!
Un abrazo, Dino
Hannah -
Un tierno abrazo, amigo
Hannah
Sakkarah -
Es cierto, lo pequeños e insignificantes que somos, y a la vez una cruel bomba , a veces.
Me han movido a la imaginación tus palabras, las de que no debemos ser de este planeta ya que tanto lo odiamos. Pudiera ser...¿Cómo habría sido nuestro asentamiento aquí?
La vida es un misterio, y como tal algo muy bello, auqneu cause dolor. ¿A dónde nos lleva? ¿Cómo será el fin? Pudiera ser como el nacimiento, si no no tendría sentido, y toda la naturaleza habla de el.
Un beso.
Mela -
Beso, Dino.
Dinosaurio -
Un abrazo.
Hannah -
Un abrazo entrañable, querido Dino
Hannah