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La cueva del dinosaurio

Te invito a cenar.

Te invito a cenar.

http://blogs.ya.com/atreidesxxi/c_17.htm


Están a punto de darme un premio por escribir tonterías. ¿Tú te crees? ¡Sí! ¡A mí! ¡A mis edades! Ayer me crucé con Meren por la escalera y me lo dijo:

-Cleto, te vamos a dar el premio de relato corto de la parroquia. Lo hemos decidido por unanimidad. Bueno, no, por unanimidad no, porque la Fulgen se opuso, muy enfadada, a que te demos nada. Pero ya la conoces. Siempre se está oponiendo a todo. Si por ella fuera tampoco habríamos cambiado la luz a 220 … Total, que te lo damos el jueves por la tarde. Es una sorpresa … Una bobada … pero ya verás qué bonito. Es un detalle por tu contribución a enriquecer la Hoja Parroquial y colaborar a su difusión y enaltecimiento. Además que el tema estaba muy bien: aquella señora que convencía a su hijo para que fuera al entierro … que ya no iba a misa ni nada. Claro que el entierro era el de su abuelo … Pero estaba muy bien. A don Anselmo le ha gustado mucho y me ha dicho que te diga que a ver si vas más por allí. ¡Hombre, el jueves irás, ¿verdad que sí?, a recibir el premio! Pero él dice que tienes que ir más, a oír las charlas y a tomar el té con galletitas … Bueno, Cleto, que me enrollo como las persianas, como dicen mis nietos. Da recuerdos a Vero, que está echa una atea.

Eso me dijo. ¿Tú te crees? ¡Pobrecilla, está un poco pa’ allá, pero no es mala! Me pidieron un cuento y les solté una retahíla … ¡Pobrecillas! ¡Pero no te enfades, mujer, es que son así, ya lo sabes, pero no son malas! Te lo dicen sin maldad. ¡Es que tú has sido siempre muy independiente! Y eso lo llevan mal. Pero no son malas. ¡Si vieras, qué porquería de cuento les he soltado! … Era algo así, mira, te voy a hacer una especie de resumen:

“Érase una vez Albertito, que era un chavalín muy travieso, un poco gamberrete, pero de buen corazón. Su madre no se atrevía a decírselo, que tenía que ir a misa y al cementerio porque se había muerto su abuelo, que era muy viejecito el pobre, pero al final se lo dijo. Y Albertito decía que no iba y que no iba, y que no iba para arriba y que no iba para abajo y que si patatín y que si patatán.
Su madre le insistía y él, nada, ¡que si quieres arroz, Catalina! Pero esa mañana salió a la calle y vio cómo atropellaba un coche a un pobre abuelo que no le dio tiempo a terminar de cruzar el semáforo y se impresionó tanto, que fue al entierro de su abuelo y a la misa y al camposanto y a todo. Y colorín colorado, este cuento se ha acabado”.

Algo así, aunque un poco más largo. ¡Ya ves tú, qué bobada! ¡Y me lo han premiado! No, si es que yo, a nada que me hubiera puesto … Sí, sí, no te rías, que yo iba para escritor. Lo que pasa es que … la vida … ya sabes. Que si la mili (que entonces había mili y era larguísima, ¿te acuerdas?), que si el trabajo, que si los niños, los colegios, el piso, los recibos, las letras … ¡Ya me gustaría a mí ver a esos “genios de la literatura” que salen en tantas antologías … pagando letras! ¡Ja!, ¡ja, ja! ¡Pagando letras iban a escribir esos nada! ¡Ni la “o” con un canuto, no te fastidia! Para escribir hace falta tranquilidad … y nada de problemas … ¡y dinero! ¡No te fastidia! ¡Ya me gustaría verles, a mí, a todos esos! Bueno, tú no te preocupes, que si son galletitas de esas, se las damos a Canica y santaspascuas María. El premio, mujer. Digo que si el premio ese son galletitas … Serán labores de ganchillo. ¡Ganchillo, leches! Hija, cada día estás más sorda. A ver si viene la extra y vamos al otorrino o mejor a la ortopedia, directamente. Mira que si fuera dinero. ¡No creo! ¡Bah, seguro que no! ¡Pues menudos son los curas de agarrados! ¡Lo mismo me piden dinero a mí! ¡Eso sí que podría ser! … Si fuera dinero … (¡no creo!) te invito a cenar por ahí fuera. ¡A cenar!, ¡fuera! ¡No, ahora, no, cuando me den el premio! Hija mía, estás más sorda … No, si … Pues va a tener que ser primero el audífono … antes que la cena. ¡No te fastidia!

© Javier Auserd.

8 comentarios

Dinosaurio -

Trini, Sak, Homero, Hannah, Furgo, Oana, Mela, gracias por venir. Es verdad que sólo puedo esperar medallitas escapularios, estampitas, confesiones o alguna que otra ... sagrada forma.
Abrazos.

Mela -

Juasssssssssssssssss, ya te estoy viendo con un escapulario por lo menos... ;P

Beso.

olvidare el ayer... -

nunca es tarde para recibir premios,querido amigoDino,y necesitamos escribir,aunque sea tarde o temparao;yo comenze a escribir por la necesidad de hablar conmigo misma,y hoy he llegado la conclusión que es algo más que comunicar,es una manera de sobrevivir.
besitos amiguito,y el articulo,un encanto.

Furgo -

Es comprensible, al menos para mí, que a un niño corriente no le entusiasme ir a misa.
Cuando yo tenía cuatro o cinco años, en la época de cuéntame, le amargaba las misas a mi madre. No pasaban ni tres minutos, que ya estaba:¿mama, se acaba ya, se acaba ya, se acaba ya? ¿falta mucho, falta mucho, falta mucho...?
Y, claro como allí no me podía zurrar la buena señora, ni pegarme un berrido de acojone, la volvía loca de los nervios.
Luego ya en la calle, me ponía el culo como un tomate.
Pero mis profundas convicciones me hacían resistir el castigo como un bravo, domingo tras domingo.
Un abrazote.

Hannah -

A mí lo que me ha parecido hermoso -más allá del premio que te quiera dar el párroco, que seguro que no ha entendido del cuento, la media- es ese cuentito de ese niño y cómo llega a comprender que el amor y que el dolor de la pérdida es lo único que cuenta más allá de toda creencia y de todo ceremonial. Es increible como se puede comunicar tanta sabiduría en tan breve texto, pero tu eres un maestro en esa lid.
Un abrazo entrañable.
Hannah

Homero -

Conociendo a los curas, no te entusiasmes mucho; seguro te dan medallitas del Corazón de Jesús. Buen relato amigo. Un abrazo. H.

Sakkarah -

No, el premio que te van a dar, te lo digo yo. Es un bono para 10 confesiones.

No te quejes...

Jajaja. Un beso, Dino guapo.

Trini -

Ay, Javier, que relato tan enternecedor. Me ha encantado.
Sabes? me ha recordado a mi madre que, cada vez que alguien le dice que mis poemas son bonitos, ella responde que bien que me decía de pequeña que estudiara y me dejara de novios y casamientos, que si hubiese estudiado... Y yo le respondo, pero mamá, si a mi me ha venido la musa a la vejez, qué más da que estudiase o no? Y así nos pasamos un rato discutiendo:):):)

Un abrazo.