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La cueva del dinosaurio

Artistas amigos

Ese cuerpo con el mío. A.P.Alencart.

Ese cuerpo con el mío. A.P.Alencart.

Foto Luis Monzón

El poeta Alfredo Pérez Alencart, me deja mostrar aquí un poema inédito que sólo ha presentado, de momento, en la revista digital de la Universidad de Salamanca de la que es profesor: http://enred.usal.es/index.php/content/view/492/93/
Allí, podréis oír, además una entrevista grabada y datos interesantes sobre este interesante creador. Muchas gracias Alfredo.

 

Cuerpo que el sol tostó del blanco
para mi abasto en cuanto viva
bajo el amparo de tal morada
que es altar mientras me cobija.

  

Yo huelo sus sueños en silencio,
sintiendo dulzuras que desprenden
los besos sagrados de lo eterno
mareando la llama que no quema.

  

Vivo más cuando veo golondrinas
traspasando veloces toda niebla
hasta posar sus alas por el cosmos
del cuerpo que en silencio ruega.

  

Somos dos fronteras en un latido
que no sabe de pálidas banderas.
Somos ese cuerpo con el mío
desbocando el alma por los cielos.

  

(Para Jacqueline, de seda y acero)
© Alfredo Pérez Alencart

José Pulido.

José Pulido.

ADIVINANZA
Desde el principio, antes que el mal
sembrase la muerte en las manzanas,
yo fui un Leviatán marino
y un ciervo de siete astas,
un halcón sobre la presa
y en el combate una lanza.
Soy el disperso corazón del humo,
el audaz mensajero de la llama,
el viento que se cierne sobre el mar,
el deseo de ceremonias largas.
Soy un bosque de poesía,
conozco bien la entrada
al dolmen del misterio.
Yo invoqué a Dios en la montaña
de la Ley,
soy el mago al que atrapan
los engranajes del Golem,
quien se embriaga
con el licor de los sentidos y
funda su salvación en las palabras.


(Pinocho a HAL 9000)

Cuando rompes los hilos y abres
tus ojos a la rebeldía,
empiezan el conocimiento
y su dolor, la lucidez
por la que es preciso aventurarse,
pues solo ante la muerte la verdad
del cuento se manifiesta.
Afírmate en una candorosa batalla
envenenada de derrota,
busca tu corazón, márcalo a fuego,
sublévate al borde de la nada,
artilugio, criatura inquietante
que a su creador desafía.
Sea tu mirada el auténtico prodigio,
el ojo sorprendido, irreverente,
que mira el arco iris
en una pompa de jabón y allí refleja
las más hermosas pesadillas.

 

GRIAL

“allí quedó dormido”
San Juan de la Cruz.

Tras despedir a su cliente la niña prostituta se ha dormido en el mismo coche abandonado donde antes tasaron el amor.

Cubierta por su trenzado cabello y un manto de fatiga que bordaron su viaje de mercancía en las sentinas, su memoria de res vendida,  marcada con todas las figuras de la ofensa.

Suya es la verdad de los condenados a huir, los que se saben siempre extraños, al otro lado de todas las fronteras.

Gacela en fuga entre esqueletos de coches calcinados, por espesuras donde florecen jeringuillas usadas, las esfinges del placer más temido,

serpiente de dulzura enervante que esclaviza nuestros sueños y entierra semillas de locura en la memoria de la piel.

Grial, cáliz tallado en el cristal más puro de la entrega. Piedra caída desde el cielo de tus ojos, estrella polar que conmueve al abismo en que se mira.

Por sus bordes de luna se derraman entrelazadas sangres de una planetaria vid, un licor de océanos, una lágrima perfecta de dolor.

En su flor deshojada la muerte solo fue un sueño de ceniza, el hogar donde arden incesantes las pasiones, el deleite de la transformación.

Sea ofrenda el silencio si alguien observa en su reposo, aunque ignore la causa de este oscuro fervor, a la niña que duerme vencida de cansancio.

Ángel amante después de la caída.

© José Pulido Navas

Admiro a los poetas porque son artesanos del lenguaje, alfareros de palabras, que moldean con arte. José Pulido (Pepe) es otro de los poetas que me gustan porque juegan con ellas con todo respeto y maestría.
Estos tres poemas que nos regala son de su última obra publicada, Movimiento circular, que fue ganadora en 2.005 del XXXI Premio Nacional de Poesía "Rafael Morales" de Talavera de la Reina.
Es, además, también autor de "Donde se escribe el silencio", "Viejos rituales", "La ciudad y la reina", y "El corazón disperso".

Carlos Aganzo.

Carlos Aganzo.

Portada de Caidos ángeles.
(Finalista del V Premio de Poesía Ateneo de Sevilla, 2.008).

POEMA INICIAL.
Me he de sentar aquí,
de frente a la muralla,
hasta que todo pase.
Todo, menos el fulgor acaso
de este conmovedor escenario en que los hombres
son títeres ajenos
a la crueldad de sus destinos.
Sí. Me he de quedar aquí hasta que pase
el último vagón de la tristeza.
Hasta que le pierda el respeto a la intemperie.
Después, amiga, ya veremos.

De Como si yo existiera, 2.004.

PARÍS ERA UNA FIESTA.
1899. Óscar Wilde pasea por París. Pío Baroja pasea por París. París pasea por Rubén Dario. Símbolo mayor del simbolismo; ciudad que va ganando el alma del poeta con esa dulce lengua que nos pide locura cotidiana. No hay otra ciudad que tenga un corazón tan ancho y tan profundo. No hay grandeza más íntima ... París años más tarde, con Leonor de la mano: canciones y poemas encendidos. Velas que se emocionan al alumbrar las mesas. Mil besos bajo los puentes. Y el primer acto también del drama de la vida. Nada igual después de París. Nada tan dulce. Nada tan secretamente luminoso. Nada tan triste ni tan bello.

Misterioso y absorto
por la ciudad alegre y bulliciosa
el poeta vislumbra su destino:
el amor en París, las viejas rosas
del huerto de Ronsard,
las horas con Rubén, las mariposas
modernistas que van de verso en verso
alumbrando su voz más luminosa.

De París, esta noche y los manteles,
la lluvia sin tormenta,
los bateles y los acordeones
meciéndose en el Sena,
la mínima mansarda del artista...
Adoro de Paris la primavera
por los campos de Marte,
los oscuros rincones donde suenan
la música y los besos
de los que se desean
más allá de la piel de las palabras.
De París esa lengua
cantante y madre revolucionaria,
tan lejos y tan cerca
de todos los exilios,
de todas las tristezas ...
Y a París de regreso
con la joven esposa y las maletas
del corazón dispuestas al viaje,
todo luz, todo fiesta
en que el alma se embriaga y se derrama,
en el pretil del sueño del poeta.

Del Homenaje a Antonio Machado (itinerante), con José María Muñoz Quirós y Ana Agustín.

LAS SEMILLAS.
Está la casa abierta.
Huele a sol la mañana.
Entra por cada poro
de mi ser aire limpio
de día recién cortado.
 
Anda la primavera, revoltosa,
enhebrándolo todo:
las flores en las piedras,
el aire en los colores,
mi mano en tu cintura,
mi boca con tu boca
bebiendo de este aire alborozado
de lozanas espigas ...

Está mi piel abierta.
Huele a amor la mañana.
Te busco en los rincones de la casa
para volar contigo
por este torbellino de semillas
que se enreda en el sol.

Y el aire se estremece.

© Carlos Aganzo
http://www.catedramdelibes.com/archivos/000007.html

Alfredo Pérez Alencart.

Alfredo Pérez Alencart.

http://www.aladecuervo.net/novedades/0607/julio.htm

Os presento dos poemas aún inéditos (aunque tiene ya obra editada) de un poeta peruano y español que me conmueve cada vez que leo sus poemas y no digamos ya cuando se los oigo recitar en directo. Se le clasifica dentro de la poesía social, pero él, como veréis al leerle, no se deja clasificar porque lo que él hace es poesía vital, profundamente humana. En estos días de fiestas comerciales con cada vez menos sentido místico, si es que alguna vez lo tuvieron (Alfredo diría que sí, a pesar de todo), estos dos poemas de Alencart nos ponen los pies en la tierra. Espero que os gusten, son un regalo.

OJALÁ QUE NUNCA TE SUCEDA
A ti te tocará otra suerte
cuando se aleje la bonanza
y, al mirar en su vientre seco,
querrás ir tras el pan de tu futuro.

Serás como el recién llegado
que busca comida en la basura
y debe dormir bajo los puentes
mientras todo brilla por arriba.

Tú habías perdido la memoria
de esa pasada ciudadanía
que ataba las hambres a su cuello
y el trabajo a la servidumbre.

Pasarás desmedidas privaciones
para lograr empleos miserables
que los jóvenes del lugar no quieren
y tú harás con puntual esmero.

Todos viajamos en un mismo barco
que sube y baja con la marea.
Por el oro nunca te envanezcas
pues bien puede faltar mañana.

Sí: ojalá que nunca te suceda.

 

CONFUSIONES

Ponme como un sello sobre tu corazón;
como una marca sobre tu brazo;
Porque fuerte es como la muerte el amor
(Salomón).

A veces confundo el mar con el amor
y braceo la noche entera
hasta agotar el agua de tu cuerpo.

A veces confundo el amor con las estrellas
y toda la enmelada noche me embarco
en singladuras increíbles por tu cosmos.

A veces confundo las estrellas con tus labios
y esa noche deliciosa, bajo las primeras
lavas, muerdo tu abierta boca para siempre.

A veces confundo los labios con tu cintura
y a ella me agarro con felicidad tremenda
hasta que resplandezca la noche.

A veces confundo la cintura con tus sentidos
que velan mis armas en apogeo, sacando
brillo a la envolvente noche de los cuerpos.

A veces confundo los sentidos que completan
con el eco de tu voz que se enmadeja
en la aurora boreal de mis ofrendas.

Tengo el privilegio de gozar de tu íntimo arrullo
para mi confusión más deslumbrante

Así estoy entre tu carne;
así estoy entre tu espíritu.

(Para Jacqueline)

© Alfredo Pérez Alencart

José María Muñoz Quirós.

José María Muñoz Quirós.

http://www.catedramdelibes.com/archivos/000143.html

LOS dinosaurios no se amaban.
En sus grandes pisadas pueden verse
siempre en fila sus pasos. Nadie jamás
pudo pararse
para decir te quiero.


ANTES de que nazca
en el cobijo de la lluvia
la nostalgia del agua,
tú surgirás
en calma y lentamente,
venus de luz dormida,
azabache de espumas en otoño
sobre la pátina del viento
que te mece y te acuna.
Antes que muera
en los brazos de nadie.
No fue esa rosa;
nunca pudo en sus pétalos
transcribir la belleza.
No fue esa rosa
sino el reflejo de una llama
en el fuego del tiempo,
forma total
que en rosa
ha dibujado sin cesar
un nombre en los jardines.
Descubre
el paso de la vida.


MUERE el ángel callado
de los instantes que embellece.
Los invisibles números del alba
suman la claridad.
Nada ha nacido en ese frágil sueño.
Verde en el verde.
Y las orillas de ese mar eligen
un rumor sin palabras.
Un rumor que me hiere,
un rumor insaciable
que me hiere, que me
destruye
contenido en su voz,
contenido en el fuego de la tarde
destrenzándose en línea
que al navegar irrumpe
en el frágil silencio de las algas.


© José María Muñoz Quirós

Esta temporada me ha dado por la poesía. He elegido ahora, casi al azar, tres poemas de este inmenso poeta que es Muñoz Quirós, de su obra Celada de piedra (premio San Juan de la Cruz 2.005), editado por Adonais, porque me gusta la fuerza poética que imprime a sus versos hasta el punto de que adquieren vida propia pero, al mismo tiempo, inseparable del poeta que los sueña y que los siembra y los derrama en una tierra a veces yerma a fuerza de tanta realidad que nos abruma.
Si cada ser humano es una isla (como se ha dicho tantas veces que ya no recuerdo quién lo patentó), Muñoz Quirós nos regala una linterna en la noche más oscura para que nos reconozcamos.