José Pulido.
ADIVINANZA
Desde el principio, antes que el mal
sembrase la muerte en las manzanas,
yo fui un Leviatán marino
y un ciervo de siete astas,
un halcón sobre la presa
y en el combate una lanza.
Soy el disperso corazón del humo,
el audaz mensajero de la llama,
el viento que se cierne sobre el mar,
el deseo de ceremonias largas.
Soy un bosque de poesía,
conozco bien la entrada
al dolmen del misterio.
Yo invoqué a Dios en la montaña
de la Ley,
soy el mago al que atrapan
los engranajes del Golem,
quien se embriaga
con el licor de los sentidos y
funda su salvación en las palabras.
(Pinocho a HAL 9000)
Cuando rompes los hilos y abres
tus ojos a la rebeldía,
empiezan el conocimiento
y su dolor, la lucidez
por la que es preciso aventurarse,
pues solo ante la muerte la verdad
del cuento se manifiesta.
Afírmate en una candorosa batalla
envenenada de derrota,
busca tu corazón, márcalo a fuego,
sublévate al borde de la nada,
artilugio, criatura inquietante
que a su creador desafía.
Sea tu mirada el auténtico prodigio,
el ojo sorprendido, irreverente,
que mira el arco iris
en una pompa de jabón y allí refleja
las más hermosas pesadillas.
GRIAL
“allí quedó dormido”
San Juan de la Cruz.
Tras despedir a su cliente la niña prostituta se ha dormido en el mismo coche abandonado donde antes tasaron el amor.
Cubierta por su trenzado cabello y un manto de fatiga que bordaron su viaje de mercancía en las sentinas, su memoria de res vendida, marcada con todas las figuras de la ofensa.
Suya es la verdad de los condenados a huir, los que se saben siempre extraños, al otro lado de todas las fronteras.
Gacela en fuga entre esqueletos de coches calcinados, por espesuras donde florecen jeringuillas usadas, las esfinges del placer más temido,
serpiente de dulzura enervante que esclaviza nuestros sueños y entierra semillas de locura en la memoria de la piel.
Grial, cáliz tallado en el cristal más puro de la entrega. Piedra caída desde el cielo de tus ojos, estrella polar que conmueve al abismo en que se mira.
Por sus bordes de luna se derraman entrelazadas sangres de una planetaria vid, un licor de océanos, una lágrima perfecta de dolor.
En su flor deshojada la muerte solo fue un sueño de ceniza, el hogar donde arden incesantes las pasiones, el deleite de la transformación.
Sea ofrenda el silencio si alguien observa en su reposo, aunque ignore la causa de este oscuro fervor, a la niña que duerme vencida de cansancio.
Ángel amante después de la caída.
© José Pulido Navas
Admiro a los poetas porque son artesanos del lenguaje, alfareros de palabras, que moldean con arte. José Pulido (Pepe) es otro de los poetas que me gustan porque juegan con ellas con todo respeto y maestría.
Estos tres poemas que nos regala son de su última obra publicada, Movimiento circular, que fue ganadora en 2.005 del XXXI Premio Nacional de Poesía "Rafael Morales" de Talavera de la Reina.
Es, además, también autor de "Donde se escribe el silencio", "Viejos rituales", "La ciudad y la reina", y "El corazón disperso".
5 comentarios
Dinosaurio -
Hannah, en esto no estoy de acuerdo contigo, porque eres una mujer muy sabia, lo demuestras todos los días desde hace mucho tiempo y nos regalas tu sensatez y tu humanidad, por eso me tomo tu afirmación como un halago al talento de este poeta. Además, no se puede conocer absolutamente todo. Este poeta es también magnífico y ya se le irá conociendo más.
Besos a todas.
Hannah -
Gracias por darme a conocer este magnífico poeta.
Un abrazo
Hannah
ktheryn -
un beso con sabor a café....
Trini -
Un abrazo
Sakkarah -
Un beso.