Reflexiones de una noche de verano (viernes 11/8/06) en una zona de copas, desde el punto de vista vecinal.
Los que saben que Dios no existe, al menos como un ser sobrenatural vengador y justiciero, van por la vida avasallando a los demás sin miedo a ninguna represalia a la vista. Aplican la ley de la jungla, la ley del más fuerte, todavía (y me temo que aún durante muchos años) en los países mediterráneos del primer mundo donde constructores y taberneros campan a sus anchas incumpliendo la ley y corrompiendo a todo el mundo con absoluta impunidad. Y no sólo en las zonas turísticas de la costa, sino en las más conspicuas capitales de provincia del interior, sobre todo en verano, convierten las noches en una tortura insoportable para los vecinos que tienen que dormir (y no les dejan) para trabajar al día siguiente, ante la cómplice e impasible mirada de la policía local, nacional o japonesa, que se hace la sueca e incumple clamorosamente la ley para desesperación de los ciudadanos.
Y todo esto pasa, porque esos ciudadanos, hartos de la pasividad y complicidad de las supuestas “autoridades municipales” no arrasan estos locales delincuentes y se organizan en milicias cívicas que impongan la ley por la fuerza, como en el lejano Oeste americano a estos modernos salvajes mafiosos alcapones.
Siempre nos han dicho (y hemos picado) que está muy feo tomarse la justicia por su mano, pero cuando la Justicia no nos ampara, hace oídos sordos, no actúa, o incluso se vuelve contra los ciudadanos respetuosos de ella y por ella abandonados, os aseguro que no hay más remedio que tomarla al asalto con mucho cuidado, inteligencia y maña, eso sí, para que no te corte las manos como un cuchillo.
Y, entonces, me vienen a la mente las aventuras de uno de mis héroes favoritos: El Coyote que, aunque no tienen nada que ver en este tema, resulta ilustrativo de cómo hay que actuar con la gentuza.
¡Malditos sean los constructores y taberneros corruptos (aunque conozco algunos honrados) porque pertenecen a una especie depredadora que trata (y vaya si lo consigue) de machacarnos sin piedad al resto de los mortales de cuantas formas (que son muchas) se les ocurre sin el menor asomo de escrúpulo o remordimiento de ningún tipo! Yo les maldigo con toda mi alma.
¡Ojalá su maldad se volviera contra ellos y los insomnios de todo tipo de las gentes honradas formaran un golem vengador que les diera, por fin, el merecido que no les da la Justicia humana, ni la divina!
Todos hemos sido jóvenes y nos hemos ido de juerga (incluso cuando ya no lo somos), pero no hemos montado ni montamos estos escándalos tan apoteósicos.
De acuerdo, admito que odio el verano, en el que no se descansa, no se duerme, no se respira, no se tiene intimidad y se suda a raudales todo el tiempo. De acuerdo, admito que me gusta la lluvia, motivo suficiente de lapidación para los fanáticos del llamado “buen tiempo”. Pero, además del calor, el sudor, los ruidos, el insomnio, las fiestas permanentes, los insectos, los cabreos y el Glorioso Alzamiento Nazional, ¿me puede decir alguien, por favor, qué tiene de bueno el verano?
Javier Auserd.
7 comentarios
Dinosaurio -
Gatopardo -
Trini -
A mi no me gusta, como bien dices: no se descansa, ni se duerme, ni se respira, etc, etc. Y si además no tienes ni unas tristes vacaciones en las que huir de la ciudad, el verano se puede hacer eterno. Si a eso añades las botellonas y los coches tuneados con el reguetón a toda pastilla. ufffff
En fin que ya llegará el momento de quejarnos del frío...
Un abrazo
Zuriñe -
Dinosaurio -
Querida Hannah, si no fueras tan maja, te regañaría por ser partidaria del verano. Es broma, no lo de que eres muy maja, sino que yo no regaño a nadie por eso. Además, me parece muy bien que cada uno prefiera un tipo de tiempo climatológico. Pero sí te digo que, como ya sabe bien Gata, no se me debe tomar al pie de la letra porque a mis 81 tacos me dan ataques de cabreo que si no los expulso se me acumulan como los gases y es cuando me podrían producir úlceras. Ah, sigue siendo tan joven y romántica.
Besos y "mal tiempo" a las dos, que ya va siendo hora.
Hannah -
A principios de verano, las cigueñas de mi pueblo enseñan a volar a sus cigueñitos y es hermoso, muy hermoso pasar horas contemplando esas enseñanzas...
A principios de septiembre, pasear con mis perrys y merendar a la vez, es una delicia. Las zarzas se llenan de dulces, maduras y exquisitas moras... Linda y Lioba -mis perrys, que ya se lo saben- se paran en cada zarza y esperan su ración...
Dejar que las sales del mar le acaricien a una la piel desnuda, es algo que difícilmente puede hacerse fuera del verano ¿no crees?
Es difícil gozar de la belleza de los paisajes profundos del Pirineo -in situ- fuera del verano, ya que hielos y nieves dificultan el acceso... a las cumbres, los lagos, los valles...
Y seguro que si me pongo a pensarlo detenidamente, se me ocurren cantidad de cosas más que el verano tiene de bueno, y es que nada es "esférico" todo es dual, las ventajas y los inconvenientes nos envuelven siempre sea lo que sea lo que tratemos...
Un abrazo entrañable, Dino, y note cabrees demasiado que salen úlceras.
Hannah
Gatopardo -
Y, es un desalmado botarate a quien diga que "el buen tiempo" es el verano.
A ver si nos animamos y apoyamos a esta gente que ya se han conseguido sentencia contra los locales ruidosos y los Ayuntamientos como responsables por no aplicar las ordenanzas:
http://www.ruidos.org/
La tolerancia al ruido es inversamente proporcional con la inteligencia.