La balada del viejo honor.
Ese viejo cuento del honor, que un día
tan cierto fue, como los Tercios españoles,
era el viejo resplandor de la porfía,
de la sangre, del sudor, de los bemoles.
Y, sin embargo, brillaba entre los soles
la concienzuda solera de la hombría
contra una vaga humedad de caracoles
(dicho sea con toda la ironía).
No transciende de mí esta queja mía
por mis aspaventados rocanroles.
Veo llegar desde la ciega lejanía
apretadas legiones de esquiroles.
1 comentario
Gatopardo -
Creo que has desaprovechado mucho tiempo el florete y la estocada dialéctica
Un abrazo