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La cueva del dinosaurio

El viejo Billy el niño (Maldito Pato) (IV).

El viejo Billy el niño (Maldito Pato) (IV).

Epílogo.
Una dulce (y linda) figura de monja se arrodilla sobre una cruz en el cementerio del convento de las hermanas capuchinas en Santa Ana, Chihuahua, y deposita unas flores frescas sobre una sencilla lápida. En ese momento, alguien que la observa desde el arco que da al claustro, la llama con voz desabrida:

-¡Hermana María Magdalena del Difícil Consuelo!
-¿Sí, madre priora? – se acerca corriendo la monja.
-¡¿Cómo tengo que deciros que no pongáis más flores en esa … cruz?!
-Lo siento, madre priora – susurra bajando la cabeza.
-¡Lo siento, lo siento! ¡¿Cuántas veces he de decíroslo?!
-Os suplico que me perdonéis, madre priora.
-¡Que os perdone, que os perdone! ¡Ya os perdonó la madre abadesa, que en Gloria esté, pasando por alto que vuestra dote la formaban pagarés de la Compañía Estatal de Ferrocarriles de Nuevo Méjico! ¡Pero vos, hermana, os empeñáis en desobedecerme!
-Castigadme, madre priora.
-¡Por supuesto que eso es lo que voy a hacer! ¡Ahora mismo vais a la cocina a fregar peroles!
-Sí, madre priora.
-¡Y me traéis una infusión para el estómago! No me encuentro bien últimamente.
-¿Cómo la madre abadesa, que en Gloria esté, madre priora?
-¡Y yo qué sé si también le dolía el estómago a la madre abadesa, que en Gloria esté, o fue un cólico miserere, insolente! ¡Id, id, no os distraigáis!
-Sí, madre priora, ahora mismo vengo. Pronto os dejará de doler el estómago (y todo).

Pat (¡pobre Pato!), al fin, no pudo disfrutar su recompensa, pero tampoco él, ni la madre abadesa, ni la madre priora llegaron a conocer un refrán fronterizo que reza así: “Nunca te rías de un mex acorralado, pero guárdate más de una mujer enamorada, ¡carajo!”.

(Fin).

© Javier Auserd.

5 comentarios

Hannah -

¡Sorprendente final! Me ha gustado mucho este realto.
Un abrazo
Hannah

Furgo -

Ay, ándele no más , mi cuate, que estuvo buena la historia del gringo pendejo.
Un abrasote.

Homero -

Ya ves; la muerte encierra su misterios aún después de ella. Un abrazo. H.

juan carlos guerrero -

Relato sostenido, he seguido la secuencia…Javier, gracias también por considerarme entre tus blogs favoritos, y sobre todo por el homenaje que le haces a Liliana, ya sabes, he estado ocupado estos días, y no me había fijado en ello. Aprovecho entonces para hacerte llegar mis agradecimientos.

Sakkarah -

O sea que no solo se cargó a Pat, sino que se iba cargando a todo un convento...

Jajajaja.

Un beso.