Blogia
La cueva del dinosaurio

Natividad.

Natividad.

Pinacoteca de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra.
Vitral (1.443) de Paolo di Dono Uccello.
http://rsta.pucmm.edu.do/biblioteca/pinacoteca/renacimiento/natividad%20uccello.htm


Ya suele estar bastante extendido y generalmente admitido (salvo por la ignorancia de los recalcitrantes habituales), que ni Jesucristo pudo nacer en el año 1 de nuestra era, ni que la fecha exacta fuera la del 25 de diciembre, que ahora seguimos celebrando. Se habla cada vez más de la fecha del paso de un cometa (bastante impreciso para mi gusto) que podría ser la "estrella de Belén" en caso de que creyéramos a Mateo (y luego a Lucas), primer evangelista que sitúa en Belén el nacimiento de Jesús para hacerlo coincidir, como casi todo, con supuestas profecías mesiánicas del Antiguo Testamento.
Y sobre el 25 de diciembre, se habla de los ritos paganos del solsticio de invierno.
Para estos temas, yo siempre recurro, como he contado en más ocasiones, a la obra de Isaac Asimov, Guía de la Biblia. Nuevo testamento (1.969, Plaza y Janés, 1.993). Su sencilla erudición me convence y me atrapa, aún admitiendo que pueda estar equivocado (como él mismo reconoce) en asuntos tan resbaladizos. Y dice así:

<< (...) Pero no utilizaron convención alguna. Mateo se limita a decir que fue "en los días del rey Herodes", y las deducciones no nos ofrecen una fecha más ajustada.
Unos quinientos años después de la época de Jesús, elaboró tales deducciones un astrónomo y teólogo erudito llamado Dionisio Exiguo, que vivió en Roma. Mantenía éste que Jesús nació en el 753 AUC (ab urbe condita, "desde la fundación de la ciudad"
[naturalmente, Roma]) y tal fecha fue generalmente aceptada. (...) Sin embargo, la erudición desarrollada desde Dionisio Exiguo ha hecho necesaria una revisión. Por ejemplo, por fuentes ajenas a la Biblia resulta del todo evidente que Herodes subió al trono en el 716 AUC, es decir en el 37 aC. Reinó durante treinta y tres años, muriendo en el 749 AUC o 4 aC.
Pero si es así, resulta imposible que Jesús naciera en el 753 AUC y "en los días del rey Herodes", pues éste había muerto cuatro años antes. Si Jesús nació en tiempos de Herodes, no debió ser más tarde del 4 aC (cuatro años antes de Cristo, lo que ciertamente resulta paradójico).
Esta fecha es la última en que pudo nacer según el versículo de Mateo. Pudo nacer antes, y algunos han sugerido fechas tan tempranas como el 17 aC.>>
(pgs. 106 y 107 o.c.).

Y sobre el día del nacimiento, dice así:

<< (...) En este punto no hay indicación alguna respecto a la fecha de la Natividad. En la actualidad casi todas las iglesias cristianas celebran la fiesta el 25 de diciembre: la Navidad. (...) Pero ¿en qué se basa esa asociación invernal? Ni en Lucas ni en Mateo hay mención alguna de nieve o frío. De hecho, en el versículo siguiente a la descripción del nacimiento, dice Lucas:
"Lucas 2.8: Había en la región unos pastores que pernoctaban al raso, y de noche se turnaban velando sobre su rebaño".
(...) ¿Por qué, entonces, el 25 de diciembre? La respuesta podría encontrarse en la astronomía y en la historia de Roma. (...) El día del solsticio de invierno era motivo de una gran fiesta en honor de lo que podría denominarse "nacimiento del sol". (...) En el calendario romano - muy vago y arbitrario antes de Julio César - las saturnales se celebraban el 17, 18 y 19 de diciembre. Cuando César instauró un calendario claro y ordenado, el solsticio de invierno caía en el 25 de diciembre (aunque en nuestro calendario, ligeramente modificado desde la época de César, se produce el 21 de diciembre).
En los primeros siglos del imperio romano, el cristianismo tenía que competir con el mitraísmo, forma de culto al sol que tenía sus orígenes en Persia. Naturalmente, en el mitraísmo el solsticio de invierno era motivo de un gran festival y, en el 274 dC, el emperador romano Aureliano estableció el 25 de diciembre como fecha de nacimiento del sol. Es decir, concedió a la fiesta mitraísta la sanción oficial del gobierno. (...)
Pero el cristianismo se adaptó a las costumbres paganas cuando, a juicio de los dirigentes cristianos, no comprometían las doctrinas fundamentales de la Iglesia. La Biblia no dice en qué día nació Jesús, y no había dogma que señalara un día en especial. Por consiguiente, podría ser tanto el 25 de diciembre como cualquier otro día.
Una vez establecida la fecha, los conversos se incorporarían al cristianismo sin renunciar a las alegrías que encontraban en las saturnales. Sólo necesitaban saludar gozosamente el nacimiento del Hijo, en vez del nacimiento del Sol. (...)>>
(pgs. 238 a 241 o.c.).

Pese a todo, pese a que nos gusten poco o nada estas fechas, no podemos olvidar que somos culturalmente católicos (por muy críticos que seamos con la jerarquía eclesial o por mucho que la rechacemos) y no podemos refugiarnos en una cueva (ni siquiera yo) y sustraernos al ambiente que nos rodea (aunque nos de cien patadas). Podemos, eso sí (y debemos), poner cordura y sentido común a la locura despilfarradora de estas fiestas (que, por cierto, en esencia, no es precisamente cristiana) y dudar por completo del sentido literal (¡y no digamos ya histórico y científico!) de la Biblia. Pero puede resultar interesante aprovechar estos días como punto de inflexión y de reflexión, ejercicio útil para hacer un pequeño alto en el camino e intentar ver (o más bien sospechar) por dónde vamos.
¡Que lo consigamos!

Javier Auserd.

4 comentarios

Dinosaurio -

Es posible, Pau, no te digo que no. En lo que coincido contigo es en nuestra multiculturalidad, pero lo último que nos han impuesto (y aún tenemos encima un síndrome de Estocolmo, yo por lo menos, casi imposible de eliminar) es la cultura católica europea. Lo que no quita para que critiquemos ferozmente sus aspectos más escandalosos. Pero mira, yo, personalmente, no me veo rezando en dirección a la Meca, o interviniendo en un ritual vudú, o repitiendo un mantra bailando un son hare krishna, o miles de ejemplos más, aunque ya sé que no te refieres exactamente a eso.
De todos modos, son puntos de vista que el catolicismo, con todos sus defectos y errores, ahora, en general, tolera por el qué dirán y porque se ha movido un poquito. Creo que otras religiones, movimientos o filosofías, no tanto.
Otro abrazo fuerte para tí.

pau -

En mis pocos viajes por culturas aparentemente distintas, me di cuenta que en muchas cosas me sentía más identificado con alguna de ellas que con la "nuestra". Con los años, lo primero que piensas es que no, que eso es producto de la juventud e ilusión por lo nuevo. Después, con más años aun, te das cuenta que la primera apreciación fue la correcta, que somos multiculturales y eso tan llamado "civilización cristiana" es un vulgar autoengaño, muy cómodo por cierto.
Todo esto lo descubres mucho mejor cuando vuelves a visitar algunos de esos lugares.
Un abrazo.

Dinosaurio -

Equilicua (o sea: mesmamente), Hannah. Lo que quiero decir con lo del "catolicismo cultural" es que debemos ser conscientes de nuestras limitaciones y de nuestras contradicciones. Hemos "mamao" lo que hemos "mamao" desde pequeños (parafraseando una tautología aznariana cualquiera).
Y yo, cuando me pongo en plan "listo", despotrico contra papas y obispos, pero cuando lo económico me va mal (por ejemplo), me cago las patas abajo (con perdoón) y le rezo a todos los santos y hasta a las ovejas del pesebre, por si acaso.
Es así, lo siento, no soy un superhéroe, y me da rabia, pero tengo que asumirlo.
Un abrazo muy fuerte.

Hannah -

Bueno, yo me considero "culturalmente mixta" y agnóstica, pero estoy de acuerdo con Asimov y contigo, y cómo recapitular un poco sobre lo que ha sido nuestro año en aquello de ver que hemos hecho con los propósitos de amar, ser justos y solidarios, etc. no hace daño, sino lo contrario, encuentro que tenemos una nueva ocasión de hacerlo en esta noche del "concenso cultural occidental" y a ver si de ahora en adelante lo ponemos en práctica mejor: amén y que así sea. Un abrazo muy grande para ti, Dinosaurio, y los tuyos; y que el producto de la reflexión nos dure durante el año a todos.
Hannah