Blogia
La cueva del dinosaurio

Labordeta

Canto a la libertad. José Antonio Labordeta.


 

Ya sé que estéticamente no queda bien hacer dos anotaciones seguidas sobre lo mismo o sobre el mismo invitado, pero me da igual. El caso es que he encontrado este vídeo de la canción más famosa de Labordeta y la pongo. Para mí, y quizás para toda una generación (o dos: la suya y la nuestra, aunque eso sea accesorio), es un himno a la libertad (la verdadera). Creo que debería ser el himno de España, nada menos (y nada más). Sí. Porque, aunque el nombre y el concepto de España fue también manchado y ensangrentado por el asesino Franco, España es mucho más que lo que austrias, borbones y fascistas (reverso tenebroso de la cultura y de la vida) de toda laya, han hecho de ella. Por eso aún me emociono cada vez que oigo esta canción (señal, creo, de que aún no me he derrotado yo solo, aunque también señal de que empiezo a ser un ancianete) y quiero compartirla con vosotros.
Me gustaría que no se interpretara mi patriotismo como españolismo opresor (porque es todo lo contrario), sino como cariño a una república de ciudadanos (mujeres y hombres) libres y responsables. Pero, dicho esto, que cada uno piense lo que quiera.

 

Habrá un día en que todos,
al levantar la vista,
veremos una tierra
que ponga libertad.

Hermano, aquí mi mano,
será tuya mi frente,
y tu gesto de siempre
caerá sin levantar
huracanes de miedo
ante la libertad.
Haremos el camino
en un mismo trazado,
uniendo nuestros hombros
para así levantar
a aquellos que cayeron
gritando libertad.

Habrá un día en que todos,
al levantar la vista,
veremos una tierra
que ponga libertad.

Sonarán las campanas
desde los campanarios,
y los campos desiertos
volverán a granar
unas espigas altas
dispuestas para el pan.
Para un pan que en los siglos
nunca fue repartido
entre todos aquellos
que hicieron lo posible
por empujar la historia
hacia la libertad.

Habrá un día en que todos,
al levantar la vista,
veremos una tierra
que ponga libertad.

También será posible
que esa hermosa mañana
ni tú, ni yo, ni el otro
la lleguemos a ver;
pero habrá que empujarla
para que pueda ser.
Que sea como un viento
que arranque los matojos
surgiendo la verdad,
y limpie los caminos
de siglos de destrozos
contra la libertad.

Habrá un día en que todos,
al levantar la vista,
veremos una tierra
que ponga libertad.

Rosa rosae. José Antonio Labordeta.

Rosa rosae. José Antonio Labordeta.

(L.P. Cantes de la tierra adentro, 1.986)


Me vais a disculpar, pero sólo he encontrado un corte de 5 segundos tan mutilado y malo que me ha parecido un sacrilegio enlazarlo y he preferido que cada uno se la busque como pueda (la canción, me refiero). Merece la pena.


Rosa rosae
y también el valor de pi
y el recuerdo final por los muertos
de la última guerra civil.
Así, así, así crecí.

Dulcemente educados
en tardes de pavor,
conteniendo la risa
el grito y el amor.
Sin comprender la fuerza
de un viento abrasador,
fuimos creciendo en filas
de dos en dos,
cruzando las ciudades,
los barrios, la ilusión,
dejando todo atrás
sin comprensión.

Rosa rosae
y también el valor de pi
y el recuerdo final por los muertos
de la última guerra civil.
Así, así, así crecí.

Tristemente avanzando
bajo la lluvia, el sol,
el aire pavoroso
de un padre sin valor,
después de amargas horas
de fuego y de terror.
Y la mudéjar torre
aupándose
sobre un barrio vacío
como ojo escrutador,
testigo de la vida,
la muerte y el dolor.

Rosa rosae
y también el valor de pi
y el recuerdo final por los muertos
de la última guerra civil.
Así, así, así crecí.

Salimos adelante,
nunca sé la razón,
quizás como testigos
o naúfragos o heridos,
para plasmar la voz
del que nunca la alzó
sobre el viejo mercado,
turbio y atroz,
de gritos y verduras,
al frío o al calor,
de los eternos días
creciendo alrededor.

Rosa rosae
y también el valor de pi
y el recuerdo final por los muertos
de la última guerra civil.
Así, así, así crecí.