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La cueva del dinosaurio

Nana para Alba. Autora: Ana Amblés.

Nana para Alba. Autora: Ana Amblés.

http://www.alerce.pntic.mec.es/~rloo0004/periodico/

“A la nana, nanita, nanita , ea.
Mi niña tiene sueño, bendita sea”.

Seguramente naciste contenta por ese nombre tan bonito (que tanto me habría gustado a mí poner a una niña mía) para soñar, para vivir, para iluminar los momentos oscuros. Pero no sé por qué ya desde las primeras horas llegó la tormenta terrible, el amanecer de tu nombre se tiñó de rojo y de dolor, la sinrazón de la ilógica inhumana decidió que tus tiernos tallos se truncaran y a las flores que apuntaban en tu sonrisa no les dio tiempo a florecer, porque cuando apenas iniciabas tu vida una o dos mentes enfermas pisotearon tu ternura tronchando tus ramas sin esfuerzo justo en el momento tan bonito en que más fácil es soñar plácidamente después de un cuento y un beso.
Has ido sintiendo durante tus breves pero interminables cinco años el horror más grande que puede sentir un ser humano y que, sólo imaginarlo, me produce un nudo en la garganta como si una cadena me la apretara.
No encuentro ni una sola pizca de disculpa para tanta atrocidad, porque ¿qué habías hecho tú, Alba?, ¿qué molestia, insoportable para un monstruo, habías inventado?, ¿quizás sonreír, llorar en tu cuna de espinas, darles un abrazo a tus verdugos?
Quiero, desde mi recuerdo, dibujar otro mundo para ti y dejártelo muy suavemente en la mesilla de la cama del hospital donde ahora te encuentras. Un mundo con sol, brisa, atardeceres y noches protegidas por un cariño muy grande que no has sentido todavía. Me gustaría, Alba, que, cuando despiertes, la misericordia colectiva de una humanidad harta de tanta demencia, haya sido capaz de borrar tu pasado (¡tan breve, tan insoportable!) para que puedas llegar al atardecer de tu existencia con el sabor dulce de la risa y el cuerpo lleno de flores y de caricias.
Pido desde aquí que tu dolor sea el último que padezcan los niños. Que, entre todos, seamos capaces de construir un mundo sin violencia para todas las Albas del ahora y del mañana. Que la razón y la justicia destierren a los maltratadotes a su infierno privado y que no salgan de allí para que nada pueda pisotear, nunca más, la inocencia.

Ana Amblés.

6 comentarios

LeeTamargo -

...Si existe algo que le deja a uno sin palabras es el llanto de un niño. Si además el daño se lo causan los padres se queda uno traicionado en los sentimientos, como la misma Alba... SALUDANDO:
LeeTamargo.-

Trini -

A ver, hablando de la nana, del trabajo literario de Ana, diré que es muy bonita. Me ha gustado como lo que es una nana hecha con la ternura, que sin duda, posee Ana en el alma.Felicidades por tus letras.

En cuanto a Alba, qué decir... que os doy la razón a todas y es más, estoy segura que de no haberse levantado la polvareda de los medios de comunicación, sin duda escasos de otros temas que les reportaran más dividendos, Alba hubiese salido del hospital y hubiese seguido siendo maltratada por esos cafres y los vecinos diciendo , allá ellos, y lavándose las manos como Pilatos que para eso nos las pintamos solos.
Ojalá no se produjeran más maltratos a niños, a mujeres, a hombres, que también los hay(conozco casos)pero como eso ahora creo es una utopía,demasiada violencia en todo, al menos ojalá nos concienciemos en denunciar los casos que veamos.
Un abrazo a todos

Lilith -

Vivimos en una sociedad tremendamente individualista en la que no nos importa en absoluto lo que ocurre a nuestro alrededor aunque luego nos llevemos las manos a la cabeza cuando los periódicos sacan en portada casos de maltrato como el de Alba.
Alba iba al colegio y, por tanto, existían unos profesores que veían sus rasguños en el cuerpo; Alba iba al parque y las madres de los demás niños no parecían dar importancia al hecho de que Alba torturaba a sus muñecas y no se relacionaba con las demás niñas; Alba tenía una familia que parecía ver con naturalidad su carácter excesivamente retraído; los supuestos malos tratos de Alba ya habían llegado a la Consejería correspondiente pero nadie hizo nada.
Pero, ¿qué le pasa a esta sociedad que mira hacia otro lado hasta que le arrojan la verdad a la cara?

Gatopardo -

Creo que tendríamos que empezar por no considerar que cuando un niño se queja o llora, si está con su familia, en su casa, no nos corresponde intervenir. Con los tabiques de papel de las casas actuales, estoy segura de que los vecinos tuvieron que escuchar un día tras otro cómo era torturada. Y consideraron que no era asunto suyo. Como antes con las mujeres maltratadas.
Ya no tengo fiebre ni me duele la cabeza, te lo prometo, Ana.
Un abrazo tiernísimo

Ana -

¿Pero tu no estas mala? ¿qué hacer levantada?
Por desgracia tienes razón, pero de alguna manera tenemos que gritar contra el salvajismo. Yo lo hago así.
Abrazos.

Gatopardo -

Ana. espero que no dejes que te nuble el entendimiento la atrocidad de la historia de Alba, aireada en los medios de comunicación: las estadísticas en pediatría habla de millares de niños que \"se han caído\" y están graves, en los que se descubren frácturas de huesos, cicatrices de quemaduras de cigarrillos, desgarros musculares, lesiones mal curadas.
La fragilidad sólo conmueve despierta ternura en la gente con un alma bella; en los malvados despierta sadismo.
Existe la maldad y no es verdad que el peligro mayor que corra un niño sea el que se deriva de los desconocidos: el 99% de las veces su integridad la hace peligrar alguien de su \"entorno afectivo\" y no hay perversidad mayor que esa.