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La cueva del dinosaurio

Todo es cosa de todos.

Todo es cosa de todos.

El principito esperando el Juicio Final. 

Nuestros queridos políticos (¡qué listos y qué majos son!) han redescubierto un axioma que aplican a todo hasta la saciedad para escaquearse de sus propias responsabilidades y compromisos: "Todo es cosa de todos".
¡Hala! ¡Y se quedan tan panchos, oye!
¿Que tal o cual cosa o tema está mal y hay que solucionarlo?: "¡Ah!, ¡es cosa de todos!". ¿Que hay que hacer esto o lo otro, poner los medios, conseguir el dinero, iniciar los trámites, realizarlo, implantarlo, gestionarlo, hacer que funcione (bien)?: "¡Ah, se siente!, ¡como es cosa de todos! ...".
Han vuelto a redescubrir la pólvora, la panacea universal para su incompetencia, su ineptitud y su ineficacia, el lema mágico, la frasecita redentora, la excusa perfecta, el escudo protector, la caradura salvadora, el chubasquero impoluto, el bálsamo de Fierabrás de don Quijote: "Todo es cosa de todos".
Y una vez recordado por unos cuantos, ya lo utiliza el resto con simpático (eso creen ellos) desparpajo. La violencia de género, la inmigración, el racismo, los accidentes laborales, los de tráfico, las obras, el terrorismo, el paro, la vivienda, todo tipo de acosos, el vandalismo, la delincuencia, la dependencia, la igualdad, los mayores, las pensiones, los alquileres, los jóvenes, las drogas, los botellones, el reciclado, la convivencia, la unidad de España, la religión, la iglesia católica, la educación, la sanidad, el cambio climático, la pobreza, las catástrofes ... son cosa de todos.
Quizás, una de las pocas cosas que siguen siendo de cada uno sean las hipotecas. ¡Mecachis! Para algo que estaría muy bien que fuera de todos y, sobre todo, que lo pagaran todos ... pues resulta que es nominativo. ¡Qué mala suerte, oyes! ¡Mira que tiene mala leche el tema! Ah, por cierto, que Claudia Schiffer, los coches de lujo, los premios de la bonoloto, ser funcionario, tener enchufe ... O sea, casi todo lo bueno en general, tampoco es de todos. Entonces, va a ser que se socializa lo malo pero no lo bueno. ¡¿Qué nos habíamos creído, que eran tontos?! Pues no, hijitos, no. Son políticos profesionales, no son gilipollas. Los gilipollas, ya os podéis imaginar quiénes somos. Salvo el que se crea muy listo, claro, en cuyo caso retiro lo dicho y que se lo siga creyendo, ¿eh?, que yo tampoco quiero líos, tan molestos y tal.
Pues eso, ajo, agua y resina, ya sabéis.
Aunque, bien mirado, no toda la culpa es suya, no. Bien mirado, hasta la culpa, encima, es nuestra por dejarnos. Total, que, hagamos lo que hagamos o no hagamos nada, la culpa es nuestra.
¡Qué ganas tengo de que llegue el Día del Juicio Final! ¡Por lo menos allí, las culpas serán individuales! ¿O tampoco?

Javier Auserd.

6 comentarios

Furgo -

Bueno, hay una cosa que lo ejemplifica ya de forma escandalosa. Resulta que todo lo malo es cosa de todos y de que es necesaria una educación ciudadana.
Pero la educación empieza su naufragio por los sistemas que aplican los diferentes gobiernos. O sea, ellos dicen "señores, hay que tomar conciencia de esto de aquello y de lo de más allá porque es un problema de todos" pero son ellos los que estropean a la ciudadanía desde sus sistemas educativos, desde sus medios informativos y desde el lamentable ejemplo que nos dan a la gente cuando los vemos en su propio Parlamento.
Y lo jodido es que la única vía válida para la resolución de problemas de comportamiento es la educación de las nuevas generaciones. Sólo desde la educación vendrán la cultura, la equidad y la justicia. Y sólo desde éstas será posible una democracia real y auténtica.
Un abrazote, Dino.

Hannah -

Ya sabes, Dinosaurio, que lo bueno o engorda, o está prohibido, o es "pecado"... ¿Cómo iban a ser las cosas chachis de todos? ¡Qué cosas se te ocurren, hombre! Además, como muy bien dice Lee, nominativamente sólo somos votos. Un hombre, un voto... ¿Las mujeres también? ¡Ah, claro, ahí la igualdad rige: una mujer, también un voto! Para todo lo demás, no les importamos un guano ni nominativamente ni en grupo. Me ha gustado una hartá tu artículo, amigo.
Un abrazo enorme

Dinosaurio -

¡Qué maravilla de amigos tengo: inteligentes y precisos!
Efectivamente, Gea, Sak, Lee. Yo lo que digo es que es cierto que "todo es cosa de todos", es cierto que "todo nos afecta a todos". Lo inmoral es la utilización de eso por parte de algunos políticos de pacotilla para encubrir su incompetencia.
Abrazos.

LeeTamargo -

...Ni ciudadanos, ni gente ni personas: Votos, todos somos votos, eso es lo que necesitan para seguir ahí. Lo tienen claro, lo llevamos claro...
SALUDANDO: LeeTamargo.-

Sakkarah -

Eres todo un orador. Se puede decir más alto,pero no más claro: "la panacea universal para su incompetencia, su ineptitud y su ineficacia"

De acuerdo contigo en cada punto, porque así es.

Un beso.

Gea -

Muy agudo tu artículo. Y muy cierto.

Yo creo que los políticos se han hecho suyo el refranero; sobre todo, ese refrán que dice. "Mal de muchos, consuelo de tontos".
Y claro, convenientemente aderezado y arropado por sus aviesas estrategias de marketing político-social, hasta nos lo venden como ese axioma que tú citas, el de que "todo es cosa de todos"... De todos los tontos, claro, que para listos ya están ellos.

En fin.. ¡País!

Me alegra volver a saludarte.
Gea.