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La cueva del dinosaurio

Silencios inexplicables.

Silencios inexplicables.

Aunque el resultado sea el mismo, no todos los homicidios son iguales. Hay homicidios casi accidentales, negligentes, imprudentes, incluso en defensa propia y hay también, en cambio, asesinatos especialmente repugnantes. Son aquellos que se cometen con la cobardía suficiente para saber de antemano que la víctima no va a poder defenderse de la misma forma, de ninguna forma porque no tiene un arma como el asesino ni tiene un escolta que le proteja. Si, además, ese asesinato cómodo, sin riesgo, cobarde y, de momento impune, se comete contra un trabajador normal y corriente sin ninguna implicación ni remotamente represiva, adquiere tintes vomitivos. Si además, ese asesinato se comete en presencia de la familia, la mujer y los hijos, de la víctima, adquiere tintes de una catadura inmoral casi imposible de describir. Eso es lo que ha pasado con este último asesinato de ETA y con muchos otros anteriores. Ese es el embrión de una policía y un ejército vascos si consiguen algún día la independencia.

Pero que unos individuos contratados para asesinar, que viven exclusivamente de eso y para eso, asesinen, no es, con todo, lo más escandaloso, terrible y dramático posible. No. Para mí lo más dramático es que personas supuestamente normales lo justifiquen e incluso lo jaleen y lo aplaudan. Eso es doblemente cobarde porque ellos ni siquiera se “exponen” a que la víctima se vuelva en el último instante y “altere” al asesino con la mirada. Ven esos “toros” (también tortura y también asesinato) desde la “barrera”. Ni siquiera se “exponen” lo más mínimo. Y eso es lo que vienen haciendo Batasuna y su sopa de siglas, ANV, PCTV, buena parte del clero vasco (creador de ETA) y de la jerarquía católica vasca y los “simpáticos” simpatizantes del, denominado por Aznar, movimiento de liberación nacional vasca, cuando negoció con ETA.

Yo no me explico y no entiendo la atroz paciencia, resignación y silencio de tantos y tantos vascos que ven como sus hijos, sus padres, sus maridos, sus amigos, sus compañeros, sus vecinos … van siendo lenta, fría y “cómodamente” asesinados uno a uno, peor que los judíos en el Tercer Reich alemán. No lo entiendo, lo siento. No me entra en la cabeza con la facilidad con la que entran las balas etarras. No lo entiendo aunque sí veo que es necesario conservar la calma. Pero luego hay que hacer más cosas. Porque yo, sin llegar a la pena de muerte, sí pido que se reforme la legislación española para que los jueces puedan aplicar la cadena perpetua a determinados delitos especialmente execrables, una vez se pruebe su autoría, desde luego. Y, sin llegar a pedir la pena de muerte, sí pido que un juez curse una orden de detención para los componentes de ANV de la corporación municipal de Mondragón para que la policía judicial pueda investigar en sus domicilios alguna pista sobre quién y cómo se facilitaron a los asesinos todos los datos de Isaías, su dirección, su trabajo, que había renunciado a escolta, etc., etc. Y, sin llegar a pedir los juicios sumarísimos, sí pido que se declare el constitucional (aunque impopular) estado de alarma para poder investigar mejor, cada vez que haya un asesinato en Euskadi o en cualquier otra parte de España.

Y, por cierto, también pido que no se utilice el terrorismo ni electoral ni políticamente como el P.P. lo ha venido utilizando durante estos cuatro años de particular y enloquecida “precampaña”.

En fin, la condena, el pésame a la familia, compañeros y amigos del trabajador Isaías Carrasco y de tantos otros, no sirven de nada, pero hay que darlos, hay que gritarlos, aunque sólo sea para que no triunfe el silencio al que los asesinos y sus cómplices quieren someternos.

Javier Auserd.

6 comentarios

Dinosaurio -

Santi, Sak, Hannah, Furgo, Trini, un saludo a todos.

Trini -

Suscribo tus palabras y condeno esta atrocidad. Ya está bien...

Un abrazo

Furgo -

La gran pregunta es cuántos años pueden seguir estos gangsters matando gente para nada.
Es una tristísima ironía. Imagina que pudiéramos preguntarle al criminal ¿por qué lo has matado? ¿para qué lo has matado.?
Da pena, por la víctima y por todo.
Un abrazo, compañero.

Hannah -

Hago mío tu discurso en su totalidad y me uno en las condolencias a la familia y amigos.
Un abrazo
Hannah

Sakkarah -

No entiendo el asesinato para nadie en absoluto, ni la muerte, ni las guerras; pero...como tú dices, este pobre hombre ¿qué pudo hacer para merecer eso?

Un beso...

santi -

No es cuestión de cadenas perpetuas, es cuestión de otras cosas de la que los vascos parece que aún no se han dado cuenta desgraciadamente