Blogia
La cueva del dinosaurio

Algo pringado.

Algo pringado.

Detalle del cuadro "La entrega de las llaves a San Pedro" de "Il Perugino", 1.480-82 Roma, Capilla Sixtina.

Para Dinosaurio.

Uno.

-¿Se puede saber qué hace usted?
-¿No lo ve?, intentando abrir la puerta.
-Ah, ¿y lo dice así, tan tranquilo?
-¿Y con ese destornillador?
-¡Claro! Es que se me ha cerrado con el aire y me he quedado fuera, pero ¿a ustedes que les …? ¡Ah, la policía!
-Pues sí, hombre, sí, somos la policía. Dos policías, ¿nos ve?
-¿Y eso?
-¿Cómo que “¿y eso?”? ¿No sabe usted que nos ha llamado un vecino?
-No tenía ni idea. ¿Y para qué les ha llamado?
-Bueno, ya está bien de cháchara. ¿Qué hace usted intentando abrir esa puerta con un destornillador?
-Ya se lo he dicho, que me he quedado fuera y estoy intentando entrar.
-¿A dónde?
-Aquí.
-¿Por qué?
-Porque yo vivo aquí. Pregunten, pregunten a los vecinos.
-Ya lo hemos hecho y nos han dicho que no le conocen.
-Además, si le conocieran ¿por qué iban a llamarnos?
-¿Y yo qué sé? Es que soy nuevo, acabo de llegar. Estoy cambiándome y por eso no me conocerán. ¡Digo yo!
-Y la tele y el equipo de música que hay en el portal, ¿son suyos?
-¡Claro! Me estoy cambiando de casa y se me ha cerrado la puerta con el aire y se me han quedado las llaves dentro.
-Bueno, bueno. A ver, documentación.
-También está dentro.
-Ah, ¡qué casualidad! Venga, acompáñenos a comisaría.
-¡Pero, hombre, tienen que creerme! Es que he discutido con mi madre y me he cambiado aquí.
-Y, ¿de quién es este piso?
-De mi madre.
-¿Pero no dice que ha discutido con ella y se ha ido de su casa? Esto huele fatal, ¿eh? Venga, acompáñanos y no opongas resistencia.
-¡Pero, que no me hagan esto, hombre, por favor, todo tiene una explicación muy sencilla. Ya se lo he dicho!
-Sí, sí. Eso se lo explicas luego al juez.
-Ven por las buenas y no nos obligues a esposarte. Y trae aquí ese destornillador, que estás poniendo nervioso.
-Pero, no puedo dejar la tele y el equipo en el portal. ¡Me los pueden robar!
-¡Tendrá jeta el tío! ¡Es él el que está robando y encima dice que se lo pueden robar!
-Sí, menuda cara dura … Pero en eso tiene razón, no podemos dejarlo ahí, pueden servir de pruebas.
-Pruebas, pruebas, ¿más pruebas que pillarle in fraganti intentando abrir la puerta …? Pero bueno, vamos a localizar al presidente y que se haga cargo él.
-Pero que les firme un recibo, ¿eh?
-¡Tú a callar!, hombre, a ver si te sacudo.
-¿No me leen mis derechos?
-Tu has visto muchas películas, ¿verdad?
-¡Anda, tira, que se va a caer el pelo!

Dos.

-Profesión.
-Abogado.
-¡¿Abogado?, ¿con esa cara?!
-Y ¿qué cara tienen los abogados?
-De Suasenaguer con traje de Armani, ¡no te fastidia! Y tú con esas pintas.
-Es que estaba en ropa de casa y …
-Sí, sí, sí. Todo eso al juez.
-Pon todo lo que tengas ahí encima, anda.
-¿Y este papelito? ¿A ver qué pone? “Di-no-su-ro”. ¡¿Cianuro?!
-Dinosaurio.
-¿Eso qué es?, ¿tu apodo en la banda de atracadores?
-No, hombre, es de Internet.
-¡Bueno …! ¡¿Que eres un “caker” de esos? ¡Madre mía! ¡Cada vez lo tienes peor! ¡Pero cómo vas a ser abogado, si no tienes ni idea de que tú solo te lo estás poniendo fatal!
-Es que soy de fiscal.
-¡Ja, ja, ja! ¡Ahora dice que es fiscal! ¡Tú lo que estás es como una cabra! Claro que, seguro que es un truco.
-¡No, hombre, abogado de temas fiscales! ¡De Hacienda!
-¡¿Inspector de Hacienda?!
-¡Que no! Abogado de temas tributarios de impuestos y todo eso, por eso de penal tengo poca idea.
-Pues vete espabilando, majete, porque lo llevas crudo.
-¡Quiero un abogado!
-¿Pero no dices que tú lo eres? ¡A ver si te aclaras! ¡Ja, ja, ja, ja, ja!

Tres.

-¡Qué alegría de verte, hermano!
-Pero hombre, ¿en qué lío te has metido?
-Pues nada, que, cuando me dejaste los trastos en el portal y te fuiste, se me cerró la puerta con el aire con las llaves dentro. Traté de abrirla con un destornillador, algún vecino se mosqueó, llamó a la policía, vinieron, me pillaron intentando abrir la puerta con el destornillador y, a partir de ahí, todo se ha liado de mala manera.
-¡Y que lo digas, majete! ¡Menuda movida! Menos mal que he podido convencer a mamá para que venga a aclarar el asunto porque no te creas que estaba muy dispuesta al principio, ya conoces el genio que tiene. Lo que pasa es que al final una madre es una madre, pero ¡menuda bronca te espera! Te aconsejo que aguantes el tirón aunque ya seas mayorcito. Ah, ¿qué tal has dormido?
-Pues imagínate, aquí en las celdas de la comisaría … No he pegado ojo.
-Bueno, hombre, dentro de un rato te sacarán. Y ya puedes reconciliarte con mamá y, sobre todo, llevar siempre las llaves encima.
-Sí, y también ir siempre de traje.
-¿Y eso?
-Nada, nada, cosas mías.
-¡Ay, madre!, ¡tú y tus cosas!

Javier Auserd.

3 comentarios

Gatopardo -

Ya lo decía Perich: "Una de las cosas más grandes es la familia; y la otra, soportarla."

Dinosaurio -

Si es que no hay quien pueda contigo, "agüela", lo que a tí se te escape ...
Mi madre, que también es ya una viejecita adorable (y ha aprendido a pasar de mí todo lo que puede), tuvo conmigo un bosque de cruces de mucho cuidado. Por eso, los días de la madre me salen carísimos.
Besos.

Gatopardo -

jjjjjjj, ¿y por qué me maliciaré que no es todo inventado? Es que te imagino perfectamente dejándote las llaves dentro...
Un abrazo para tu madre, y regálale un ramo de flores para que te perdone los destrozos en la cerradura.